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domingo, 17 de marzo de 2013

MENSAJE EN UNA BOTELLA: Hay Una Vida Después De La Muerte Del Otro.

¿Te has parado a pensar por qué hay gente que lanza al mar mensajes en una botella?...
Aparte de si eres oceanógrafos que estudian las corrientes globales o algo parecido.

Los náufragos arrojan al mar sus mensajes de socorro (SOS) dentro de botellas, sin saber el destino y ni siquiera si tendrán respuestas a sus gritos de auxilio.

Quizás la mayoría de los desesperados de amor lo hacen como un desahogo de gritar (SOS) lo que están sintiendo en el momento y tentados por el paisaje de un ocaso en la playa que se fija en la retina y revive la nostalgia. Es como una forma de dejar algo de ti en esa botella, a sabiendas de las pocas probabilidades que tienes de tener noticias de ella. Lanzas algo de ti, hacía la inmensa nada, o el inmenso todo, según se mire. Lanzas en definitiva muchas de tus esperanzas y frustraciones.
Nadie escribe mensajes de botella si no guarda alguna esperanza. A lo mejor eso hizo que se los considere una reliquia, porque a esta época cínica le corresponderían formas de comunicación afines a ese cinismo y no el arresto romántico de redactar sin garantías. Aunque estos tiempos parecen privilegiar otras formas de comunicación, el acto de echar textos a lo incierto mantiene su aroma poético. De todos modos, hasta existe hoy un proyecto de participación colectiva que pretende volver a esta experiencia comunicativa “tangible”.
Sin embargo siguen flotando… Y tanto si se recuperan experiencias del pasado como si se conversa con quienes se dedican hoy al correo artesanal se siente flotar una certeza: Seguirle los pasos a una carta que se mece por el océano de destinos sigue siendo –aun para los lectores del siglo XXI– una aventura textual única.

Lejos del mar, en Neuquén sólo es posible arrojar una botella al desierto, que permanecerá inmóvil hasta que alguien la descubra si antes no tiene un final menos feliz como el de su destrucción. Y aunque parezca una metáfora, en el desierto también se puede ser un náufrago.

Las cartas lanzadas al mar en cascos de vidrio han dado para mucha literatura y una de las películas más taquilleras de los últimos años está basada en una novela de Nicholas Sparks y se llama así precisamente: “Mensaje En Una Botella”. Esta historia ha sido llevada a la pantalla de diversas formas y en varias ocasiones. Hoy les traigo en este “Blog Cine”, una de mis preferidas:
FICHA TÉCNICA: Message In A Bottle (EE.UU., 1999).
D.: Luis Mandoki. G.: Gerald di Pego. P.: Kevin Costner, Denise DiNovi y Jim Wilson. F.: Caleb Deschanel. Mu.: Gabriel Yared. Mo.: Steven Weisberg
I.: Kevin Costner (Garret Blake), Robin Wring Penn (Theresa Osborne), Paul Newman (Dodge Blake), John Savage (Johnny Land) Illeana Douglas (Lina Paul), Robbie Coltrane (Charlie Toschi) y Jesse James (Jason Osborne). 129’.

TEMA: Amor y muerte. Luto. Muerte y reconciliación. Presencia de Dios.

SINOPSIS
Drama romántico basado en una novela de Nicholas Sparks, protagonizado por una periodista de Chicago, Theresa Osborne (Robin Wright), y un hombre de mar, Garret Blake (Kevin Costner). Durante unas vacaciones en el mar, Theresa, divorciada y con un hijo, en una de sus largas sesiones de ejercicios por la playa encuentra un día una botella que contiene  un mensaje en su interior. Luego de leerla, le impresiona tanto aquella carta amorosa, que se siente intrigada y se embarca en una investigación que la lleva a descubrir una segunda y finalmente, una tercera carta. Por lo que se propone conocer al autor y no para hasta descubrirlo. Se trata de Garret, un viudo, quien vive en una localidad costera de Carolina del Norte, junto a su padre, Dodge (Paul Newman). Garret ha pasado los dos últimos años sumido en la soledad y en las constantes disputas con su familia política, tras la muerte de su esposa Catherine, de quien sigue profundamente enamorado. El mensaje que encontró Theresa iba dirigido a su difunta esposa.
Theresa, ya un poco enamorada desde que leyera las cartas, planea un encuentro casual para conocer a Garret, quien poco a poco descubre que es capaz de, aún sin dejar de recordar a su primer amor, sentir algo igual de poderoso que lo que sintió antes… fue natural el que ambos se enamoraran.
Theresa, conoce también a Dodge, el padre ex alcohólico de Garret, que anima a su hijo a conquistarla. El problema es que el encuentro entre Theresa y Garret, no fue por casualidad… había una mentira de por medio que nunca tuvo la oportunidad de salir a flote… y cuando Garret va de visita a casa de Theresa descubre todo se molesta mucho y decide regresar a su isla, dando por terminada la relación.
Más tarde y después de mucho pensarlo mientras construye un barco, Garret decide arriesgarse y enfrentar una nueva vida al lado de Theresa. Pero cuando parece que el amor y la reconciliación vuelve a ser posible sobreviene la tragedia.

Este drama romántico es un poco al estilo “Remember Me” (valga la acotación para dar una idea del desarrollo de la trama con algo más actual). Es muy bonita e inspira más ternura que dolor.

SELECCIÓN DE ESCENAS DE LAS CARTAS:
La Primera Carta: De Garret Para Catherine:
Escena 1. Theresa corre por la playa, en brumas. Encuentra una botella semienterrada, con un mensaje dentro. Lo saca y lee:

''Querida Catherine: Siento no haberte hablado en tanto tiempo. Creo que estaba un poco perdido, sin rumbo, sin brújula, estrellándome contra todo. Un poco loco, imagino.
Antes nunca había estado perdido. Tú eras mi norte. Siempre podía encaminarme a casa cuando tú eras mi hogar. Perdona por haberme enfadado al morir tú. Aún pienso que hubo algún error y estoy esperando que Dios lo
corrija. Pero ahora lo llevo mejor. El trabajo me ayuda. Más que nada, me ayudas tú. Anoche apareciste en mi sueño con esa sonrisa que siempre me abrazaba como un amante y me acunaba como a un niño.
Todo lo que recuerdo del sueño es un sentimiento de paz. Desperté con ese sentimiento e intenté mantenerlo vivo mientras pudiera. Te escribo para decirte que me dirijo hacia esa paz y que lamento tantas cosas. Siento no haber cuidado mejor de tí para que nunca te hubieras sentido asustada o enferma''.
''Siento no haber encontrado el modo de decirte lo que sentía. Siento no haber arreglado la puerta. La he arreglado ahora. Siento haberme peleado contigo. Siento no haberme disculpado más. Era demasiado orgulloso. Siento no haberte hecho más cumplidos sobre la ropa que llevabas o cómo te peinabas. Siento no haberte agarrado tan fuerte que ni siquiera Dios hubiera podido llevarte''.
Firmado: ''Con todo mi amor, G''.
La Segunda Carta: De Garret Para Catherine:
Escena 2. Theresa en el interior de un avión con el crepúsculo a través de la ventanilla. Panorámica sobre el muelle de Nueva York. Lee:

"Mi querida Catherine: Como siempre, amor mío, te extraño, pero hoy me parece especialmente doloroso porque el mar me ha estado cantando y su canción es la de nuestra vida juntos. Casi puedo sentirte a mi lado mientras escribo esta carta y logro aspirar el aroma de flo­res silvestres que siempre me hace recordarte. Pero ahora todo eso no me provoca placer. Tus visitas son cada vez más espaciadas y a veces tengo la impresión de que la mayor parte de lo que soy desapareciera lentamente.
Sin embargo, intento sobrevivir. Al anochecer, cuando estay a solas, te llamo y cuando parece que mi dolor no puede ser más grande, encuentras una manera de regresar a mí. Anoche, en mis sueños, te vi en el muelle cerca de Wrightsville Beach. El viento te alborotaba los cabellos y tenías los ojos brillantes por la luz del atardecer. Mientras te contemplaba pensaba en lo hermosa que eres. Lentamente comencé a caminar hacia ti y, cuan­do por fin te volviste a verme, notó que los demás también te habían estado observando.
“¿Acaso la conoces?”, me pregunta­ron con un celoso susurro, y mientras tú me sonreías respondí la pura verdad: “Mejor que a mi propio corazón”.
Me detuve al llegar hasta ti, te toqué con suavidad en la meji­lla y tú inclinaste la cabeza y cerraste los ojos. Luego, como siempre, empezó a aparecer una niebla lenta que envolvió el mundo a nuestro alrededor, rodeándonos como si tratara de evi­tar que escapáramos. Como una nube que se expande y lo cubre todo, fue cerrándose, hasta que sólo quedamos tú y yo. La mira­da que me diriges en ese momento me persigue. Siento tu tristeza y mi soledad. Y luego abres los brazos y das un paso atrás en la niebla, porque ése es tu sitio y no el mío. Anhelo ir contigo, pero tu única respuesta es negar con la cabeza porque los dos sabemos que eso es imposible.
Y observo con el corazón destrozado mientras te desvaneces poco a poco. Me encuentro esforzándome por recordar cada uno de los detalles de ese momento, cada detalle de ti. Pero pronto, siempre demasiado pronto, tu imagen desaparece y me quedo solo en el muelle y sin importar lo que otros piensen, inclino la cabeza y lloro, mucho, mucho.
''Con todo mi amor, Garret.".

Theresa llega del viaje. La vemos en la oficina, leyendo en voz alta ante los compañeros y  Alva comenta: Es tan triste.
Theresa responde: No es eso. Es tan honesto.
Alva: Esto podría tener cientos de años.
Otra Compañera: Está escrita a máquina, Alva.
La Tercera Carta: De Catherine:
Escena 3. Garret sale enfadado de la casa mientras llueve copiosamente. Theresa corre tras él y dice: ¡Garret, espera!. Él molesto: ¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué? ¿Tenías curiosidad?¿Una investigación?.
Theresa: ¡Porque me enamoré de ti! Primero en las cartas y luego cuando te conocí. ¡Lo siento! ¡Tenía miedo! Temía alejarte si te lo decía. Como está pasando ahora (Él se aleja de ella)… ¡Espera! Da igual lo que pienses y pase lo que pase ahora cuentas mucho para mí. No debería importar lo que nos ha unido, Garret.
Garret: ¡Yo le mandé esas cartas a ella, no a ti! ¡Ni a tus compañeros!.
Theresa (Llorando): Lo sé.
Garret Lo saben todo sobre mí, ¿no? Y sobre Catherine.
Theresa Mi vida cambió con esas tres cartas. Yo no quería publicarlas.
Garret: Dos.
Theresa: Tienes que creerme.
Garret: Dos Le mandé dos cartas a Catherine.
Theresa: ¿Cómo? Las tengo todas. Tengo las tres.
Garret: ¿Dónde está la tercera? ¿Está en ese cajón?. (Entra corriendo en la casa. Llama a Catherine)… ¿Catherine?
(Imagina cuando encuentra a Catherine al borde del acantilado, donde acaba de lanzar una botella al mar. La abraza y la cubre con su chaqueta. Se oye la voz de Catherine mientras la lleva a la casa y la mete en la cama):

A todos los barcos del mar y a todos los puertos de escala. A mi familia y a todos los amigos y extraños. Esto es un mensaje y una plegaria. El mensaje es que mis viajes me enseñaron una gran verdad. Ya tenía lo que todos buscan y muy pocos encuentran: La única persona en el mundo a quien estaba destinada a amar. Una persona como yo, de Outer Banks y el misterioso Atlántico azul. Una persona rica en sencillos tesoros hecha a sí misma, autodidacta. Un puerto donde siempre estoy en casa. Y ningún huracán, ningún problema, ni siquiera una pequeña muerte, podrá derribar esa casa. La plegaria es para que todos puedan conocer este tipo de amor y puedan curarse con él. Si se escucha mi plegaria, desaparecerán todas las culpas y todos los pesares y se acabará toda la ira. Te lo ruego, Señor. Amén.

Vemos a Garret en el momento actual leyendo la carta. La lluvia cae tras la ventana, al terminar dice: Nunca supe lo que había escrito. Nunca se recuperó después de ese día. La sequé, intenté darle calor. La llevé al hospital. Nunca… Murió tres días más tarde. Si no hubiera salido ese día…
Theresa: Ella lo sabía. Lo dijo: ''Ni siquiera una pequeña muerte podrá derribar esta casa''. Lo sabía.
Garret: Quiero… quiero quedarme con esto.
Theresa le coge la mano. Él se va soltando poco a poco y se aleja de ella.
La Cuarta Carta: De Garret Para Catherine: La Pérdida y El Agradecimiento.
Escena 4. Theresa se acerca a Dodge y le abraza. Entran en la casa. Dodge dice: “Tiempos duros, entra” y le muestra sobre la mesa una botella con un mensaje, diciéndole: “Lo encontré en el barco. Estaba en su impermeable”. Ella extrae la carta. Se oye la voz de Garret mientras vemos el rostro de Theresa leyendo:

Querida Catherine: Mi vida empezó al conocerte, y pensé que había acabado cuando no pude salvarte. Me aferraba a tu recuerdo para mantenernos vivos a ambos. Pero me equivocaba. Una mujer, Theresa, me enseñó que si era valiente y abría mi corazón podría amar otra vez, por muy mal que estuviera. Me hizo ver que sólo estaba vivo a medias. Aquello me asustó y me dolió. No sabía cuánto la necesitaba hasta la noche en que la vi irse. Cuando el avión despegó, sentí que algo se rompía dentro. Y lo supe. Debí impedírselo. Debí seguirla a su casa. Mañana navegaré hasta la punta del viento y me despediré de ti. Luego iré a buscar a esa mujer e intentaré ganarme su corazón.
Si puedo, sé que me bendecirás a mí y a todos. Si no puedo, me sentiré dichoso por haber tenido la suerte de amar dos veces. Ella me dio eso. Y si te digo que la amo tanto como te amé a ti entonces lo entenderás todo.
Descansa en paz, amor mío. Garret.

Theresa llora amargamente, entra al despacho de Garret y acaricia sus objetos
personales. Luego sale hacia la playa se acerca a Dodge y le abraza.
Vemos la panorámica sobre las olas adentrándose en el mar, con los reflejos de la luz del sol, mientras oímos la voz (como un pensamiento) de Theresa que dice:
“Si algunas vidas forman un círculo perfecto, otras toman una forma que no podemos predecir o entender siempre. La pérdida forma parte de mi viaje. Pero también me ha enseñado lo que es más valioso. Igual que ese amor por el que sólo puedo estar agradecida”.
Cuando vi está película la primera vez (hace unos cuantos años) me llegó tan adentro la historia que me conmovió, hace unos días la repitieron en Televen y nuevamente afloraron aquellos sentimientos que despertó en mí aquella primera vez, hasta el punto que toda información sobre el drama me intereso, especialmente sus cartas llenas de amor, por suerte indagando en internet las encontré y  aunque sé que es una película, no puedo evitar emocionarme y derramar alguna que otra lagrimita al recordarla. Quien no quiere creer que en la vida real existan personas que se aman totalmente y se entreguen con la fuerza del amor más puro. Su texto es tan hermoso y romántico que mi deseo fue compartirlas, por lo que recomiendo leerlas.
Ahora bien, “Mensaje En Una Botella” es un melodrama clásico que ante la muerte se abre a la trascendencia pero con un evidente vaciamiento de la alteridad de Dios.

De sus tres mensajes el primero es una rebelión del dolor ante la muerte del otro: “Aún pienso que hubo algún error… Y estoy esperando que Dios lo corrija”. Garret está destrozado por la muerte de su esposa Catherine. Era un hombre enamorado que la vio apagarse en plena juventud y que por otra parte se siente culpable de su muerte. Por eso manda al mar mensajes en una botella.
El segundo es de añoranza: “No dejo de imaginarme lo que diría si llegaras a volver”.
Y la tercera y última, es una carta de despedida: “Descansa en paz amor mío”. Estas cartas indican el itinerario del duelo que supone un proceso de reconciliación con la pérdida. Esta transformación se expresa en el nuevo barco que construye con el nombre de “Catherine” y que será un signo de reconciliación con la familia de ella.

El mensaje de Catherine prediciendo su muerte es el que tiene más referencia creyente. En primer lugar sobre la perdurabilidad. “Ni siquiera una pequeña muerte, podrá derribar la casa”. Y en segundo lugar, porque además de ser un mensaje, es una plegaria; especialmente interesante es una plegaria dirigida a Dios para que se venza el odio y se llegue al perdón. Esta oración póstuma parece escuchada en la medida en que se reconcilian las diferencias de Garret con la familia de ella, especialmente con el hermano.
Aquí la reconciliación se presenta como una clave escatológica. Una plegaria por la reconciliación que se alcanza desde el final. El mar infinito es testigo de esta oración que manifiesta la prioridad del amor sobre el odio.

Hay Una Vida Después De La Muerte Del Otro

Mi mensaje: Claro que si hay una vida después de la muerte del otro, como lo demuestra la película en la relación de Garret con Theresa, apoyada por el padre que hace de guía en la distancia, será una llamada a renovar la vida y el sentido. Los sentimientos hacia la segunda relación renuevan el amor reconciliado por la primera. El amor ilumina el sentido de la pérdida. Sin embargo, en este caso, será un amor imposible. Primero por la limitación y luego por la tragedia… Porque ahora será Theresa la que ha de afrontar la pérdida.

-Recuerda que sólo El amor como sentido ante la muerte hará renovar la vidaEntonces… sigamos con nuestras vidas, con cada caída nos volveremos a levantar. La experiencia nos servirá para madurar. Es bueno guardar silencio cada día, para ver qué nos pasa hacia dónde queremos ir. Debemos aprender a cerrar capítulos para volver abrir otros nuevos, con más experiencias y menos fallos. Es bueno que siempre nos miremos al espejo y sepamos desear seguir con nuestra vida, progresar, madurar, luchar y disfrutar.
Recuerda que todos los seres humanos estamos hechos para vivir acompañados, y por muchos malos momentos que hayamos tenido, lo más hermoso es poder volver a empezar, y saber que entre nosotros y nuestra pareja, habremos encontrado la persona justa para darle nuevamente sentido a nuestra vida –“Recuerda que para probar la dulzura de la vida, habremos probado la amargura”-.

El AMOR SINCERO será lo único que te hará feliz, y como ser humano te lo mereces y lo vas a lograr…
He tratado de expresar lo que me despierta el trama de esta película “Mensaje En Una Botella”. A veces, me gustaría dar forma a los sentimientos, como en  la gran mayoría de las ocasiones nos son difíciles de expresar y que con la escritura, al igual que con una bella pieza musical, surgen fácilmente... Gracias a todos los que buscan el momento en leerme perdiendo un poco de su  tiempo. Pues, no hay nada más hermoso el pensar que… en algún remoto momento de lectura, puedan sonreír, llorar, emocionarse o simplemente alimentar los sentimientos... Espero, haya sido del agrado de todos los que lo lean.

POEMAS HALLADOS EN BOTELLAS - BANDA SONORA MENSAJE EN UNA BOTELLA

Continuando la secuencia del blog anterior y el posterior, sobre los mensajes en botellas hallados flotando en el mar o en su fondo, les traigo 2 bellos textos que desnundan el alma porque estan escritos con la nostalgia que deja el paso del tiempo transcurrido y liberado en momentos que se fijan en el recuerdo.
“Poca gente tiene suerte de encontrar una carta dentro de una botella”. Pero. Más difícil es encontrar una poesía, he aquí dos:

POEMA HALLADO EN EL FONDO DE UNA BOTELLA

Beberás a bocanadas el contenido
Cantarás a los árboles sordos en la noche
 Una canción que hable de un borracho ciego
De un borracho solo…
De un borracho que baila con su sombra en una isla desierta.

Al amanecer, la resaca te hará ver
 Que no tienes a nadie en el mundo
 Y entonces querrás mandar un mensaje:
Lo escribirás con barro en tu propio cuerpo,
 Cuidando que ninguna letra quede al revés.
Asegúrate de tener la botella vacía al alcance de la mano.

Luego comenzarás a doblarte,
 Primero la barbilla contra el esternón y después,
 Impulsándote con los brazos, un giro más que rompa las costillas.
Sentirás tus vértebras contra las piernas
 Y  tus pies serán el sello de aquel cilindro de carne.
Un salto torpe y caerás dentro de la botella
 En un fenómeno físico que sólo los náufragos saben explicar.

Finalmente, echarás a rodar playa abajo
 Y las olas harán lo suyo con la promesa
 De llevarte a un puerto remoto y desconocido.

Autor: LEONARDO GIL 2 DE Octubre 1985, Bogotá D.C

MENSAJE EN UNA BOTELLA

Metí un mensaje en una botella de cristal
Lo llevé al Cabo Festiñanza
Para que la corriente del Golfo se lo llevara
Con la esperanza de que te encontrara.

El camino era muy largo
En realidad no sabía dónde estabas
Confié en la aventura
Navego por muchos de los Mares del Planeta,
Recorrió innumerables playas de arenas finas
Pero no se detuvo en ninguna.
No debió reconocerte y no se quiso quedar.

Y cual sería mi sorpresa
Cuando un día bañándome en mi playa,
Tropecé con la botella,
Estaba llena de algas y suciedad
Con cierta ansiedad la abrí y no sé por qué
Me giré, y allí estabas tú
Mirándome con cariño.
Viniste siguiendo a la botella
Hasta encontrarme y poder quedarte a mi lado…
¡¡Para siempre!!

Antes de publicar el siguiente blog, quiero hablarles de la banda sonora del melodrama que allí les presentaré, para mí, una estupenda música, para una romántica y triste película, que obtuvo un notable éxito cuándo se estrenó en el año 1999.
Se trata de “Mensaje En Una Botella”, interpretada por Kevin Costner, Robin Wriht, Paul Newman, dirigida por Luis Mandoki, clasificada como melodrama-romántico, y con una duración de 133 minutos.
La música de este disco, es muy fácil de escuchar, porque son melodías con estilo, diría que con mucha clase, interpretadas por distintos artistas, (algunos bastante conocidos), el disco tiene 16 tracks, de los cuales el 14 (Mensaje en una botella), 15 (Theresa y Garret) y 16 (Querida Catherine) están compuestos por Gabriel Yared, que como ya les expliqué en mi opinión sobre la BSO de Otoño en New York, es un músico nacido en Beirut, que ha compuesto música para otras películas, como por ejemplo, El Paciente Inglés, por la que obtuvo un Oscar de la academia.
Incluso la conocida cantante Laura Pausini, canta la canción número 13 "Una vez más", que a mí me gusta particularmente.
Recomiendo que busquen los temas y los escuchen con atención la número 8, es deliciosa y sugerente, corresponde en la película al momento que los protagonistas, están en casa de ella, y hacen por primera vez el amor, súper romántica, no les defraudará, palabra.

El disco trae fotos de la película, nuevamente  se lo recomiendo si disfrutas de la música romántica, instrumental y tranquila, sin duda una buena elección, para escuchar con la pareja. Hasta la próxima, y que espero les guste, besos a todos.




sábado, 16 de marzo de 2013

MENSAJES EN BOTELLAS. SIGUIENDO SU CAMINO… SUEÑOS.

A veces me pregunto, qué será de todos esos mensajes en botellas que los náufragos desesperados lanzan al mar. ¿Serán engullidos por la fiereza de las aguas y vivirán en el cementerio de las botellas con mensaje? ¿Serán ninguneados por algún despreocupado paseante?... Hay noticias de botellas que navegan durante un par de décadas y luego son encontradas en mares vecinos.
Mi gran curiosidad me ha hecho que nos embarquemos en una posible aventura de mensajes:

El primer dato que me sorprende es del cineasta argentino Nicolás Herzog: El director de Orquesta Roja sonríe mientras le muestra a un diario su propio tesoro botellístico. La escribió su tatarabuelo Juan Capellino, el 21 de agosto de 1908, cuando Pilar –una comunidad del centro santafesino que hoy tiene alrededor de cinco mil habitantes– era poco más que un caserío.
“Capellino llegó al país en la década de 1870. Mis abuelas y tías siempre contaban que el contacto entre los colonos y los aborígenes había sido complicado, y que nadie se salvaba de trabajar en el campo”, cuenta Herzog. En una de las visitas que la familia hizo a los predios de Pilar –hace algo más de una década– alguien se tropezó con un cuello de vidrio que sobresalía del suelo. “Resultó ser una botella con un escrito del tatarabuelo. Pará que te lo leo. El estilo es alucinante”, anticipa el realizador.
“Ojo señores: El señor Juan Capellino en el año 1884 ha puesto el primer ladrillo bajo de tierra después de haber pasado muchos años y renovó la vieja casa en 1908 que fue hecha por los albañiles Juan Verandi y Juan Capellino (o sea él) y los demás piones (y aquí nombra a sus hijos: José, Miguel, Pedro, Victoria, Juan, Eugenio, Magdalena, Inés, María, Lucía y Rosa). Firma: Juan B. Capellino, casado con Catalina Turinetti, con ocho años de colegio, propietario de cien animales, y resolto de jugar todo el día con el butir”. El entrevistado reconoce que el significado de la palabra “butir” –para bien o para mal– es para él un misterio.
El segundo, es un récord en el mar: Hallan un “Mensaje en una Botella” que tiene casi 100 años. Parecería una historia romántica, casi utópica. Pero cuando un pescador escocés lo sacó de sus redes, no encontró un mensaje de alguien herido de amor ni un SOS de un marino abandonado: Una botella pasó casi 98 años en el mar, albergando en su interior un mensaje que fue encontrado en Escocia en Abril del 2012;  y rompió el récord mundial por su permanencia en el agua resguardando en su interior un papel.
La botella, fue lanzada al océano el 10 de Junio de 1914, y capturada por la red de Andrew Leaper, un pescador escoses, quien descubrió la botella al revisar lo que su red había levantado del mar cerca de las islas Shetland, al noreste de las costas de Escocia, descubierta exactamente 97 años después de ser lanzada, perdurando todo este tiempo a la deriva en el mar por casi un siglo. Por lo que consiguió batir el máximo anterior en más de 5 años, según los responsables del Libro de Guinness de los Récords.
Pero aunque la historia parece romántica, en realidad es más bien científica. Y es que la botella 646B fue lanzada al mar desde Glasgow por científicos marinos como parte de una tanda compuesta por 1.890 envases-carta liberados como parte de un proyecto de investigación científica para mapear las corrientes de los mares alrededor de Escocia. Dentro de cada botella había una tarjeta postal en la que se pedía a quien la encontrara que registrasen los detalles del hallazgo y prometía, en recompensa, una moneda de seis peniques.
Hasta el momento sólo se han encontrado 315 botellas. "Con tantas aún sin recuperar, siempre existe la oportunidad de que una de ellas, todavía a la deriva, sea encontrada por un barco y una vez más se rompa el récord".
Un dato que llama la atención es que los pesqueros que la hallaron parecen tener suerte encontrando históricas botellas. De hecho, el récord previo – un mensaje en una botella de 1917 – fue fijado en el 10 de diciembre de 2006 por Mark Anderson, –otro pescador de las Islas Shetland (Reino Unido), amigo de Leaper que navegaba en el mismo barco, el “Copious. “Ha sido una coincidencia increíble”–.
Para aquel entonces, fue considerado por el libro Guiness de los Records el mensaje que más duró en su itinerario, ya que el texto había entrado al mar noventa y dos años y doscientos veintinueve días antes.
Voceros de un museo en Polonia dijeron que un grupo de albañiles que estaban trabajando en un edificio cercano al que fue el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau hallaron una botella con un mensaje que se cree fue escrito por prisioneros.
 El texto, hecho con un lápiz, se remonta a hace 65 años y contiene los nombres de siete personas, los números que les impusieron en el centro de reclusión y las ciudades de donde eran oriundas.
Cuatro de los sujetos, cuyas edades oscilaban entre los 18 y 20 años, eran polacos y uno de nacionalidad francesa.
El portavoz del Museo de Auschwitz indicó que al menos dos de las personas incluidas en el mensaje sobrevivieron, aunque no han podido determinar qué pasó con ellas.
De acuerdo con el periodista de la BBC Terry Egan, la botella fue encontrada en la pared de una escuela en la ciudad de Oscwiecim. El plantel escolar, ubicado a pocos metros del campo de concentración, había sido usado por los Nazis como un depósito durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante los trabajos de los constructores la botella se desprendió de una de las paredes.
Los miembros del museo autenticaron el hallazgo y uno de los voceros señaló que de acuerdo con lo leído, los detenidos pensaban que morirían en Auschwitz. El mensaje, indicó, fue un intento por dejar evidencia de su existencia.
Más de un millón de personas, la gran mayoría judíos, fueron asesinadas en la llamada "fábrica de muerte" del complejo Auschwitz-Birkenau.
Humberto Ligaluppi, encargado del gabinete fotográfico de la Jefatura de Policía entre 1920 y 1947, arrojó su botella con un mensaje simple para las futuras generaciones de Neuquinos: “sea ésta un motivo para el que lo encuentre, que le ha de servir para evocar estos tiempos tan difíciles”, escribió el cinco de abril de 1939.
El mensaje, dentro de una botella, fue hallado 60 años después de haber sido escrito cuando obreros que trabajan en la obra de Recuperación del Casco Histórico de la Casa de Gobierno repararon el piso de una las oficinas que da al primer patio de edificio. En ese lugar, funcionó la caballeriza de la Jefatura de Policía.
El hallazgo se mantuvo en reserva para dar tiempo a los historiadores para que certifiquen su autenticidad. Por el momento nada hace dudar que el mensaje sea apócrifo: quien dice haberlo escrito existió, y parte de su familia vive en esta ciudad. También coinciden otros nombres que están citados como el del gobernador Enrique Pilotto; el Jefe de Policía, Cornelio Giménez y otros como el de Horacio Ratti, Ismael Carmelino y José La Merica.
Junto al nombre de Ratti, además del cargo de subcomisario, destaca su condición de “poeta”. Ratti fue a fines de la década del 30 vocal de la biblioteca “Juan Bautista Alberdi”. Tiempo después fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
¿Qué ocurrió el cinco de abril de 1939 que llevó a Ligaluppi a dejar constancia de los tiempos difíciles? Esta pregunta aún no tiene respuesta. Su hijo, Juan Carlos, vecino de esta ciudad, lo atribuye a una “rapto de melancolía”.
El mensaje de Humberto Ligaluppi estaba dentro de una botella de naranjada. Escrito a máquina, tiene errores de tipeo y de puntuación lo que indica que no fue corregido. Parte del papel se dañó cuando lo retiraron de la botella. A continuación se transcribe textualmente.
“Para que en tiempos futuros, cuando de nosotros ya no queden “rastros”, sea esta un motivo, para el que lo encuentre, que le ha de servir para evocar estos tiempos tan difíciles en todo órden y más aún para nosotros los empleados de policía, en que aprte (aparte) de tener que desempeñar una tarea tan ingrata por muchas causas, estamos obligados a pasar lo mejor de nuestra vida, en estos parajes, que quiera Dios, que al tiempo de encontrar este papel sea mucho mejor.

He aquí los nombres de las autoridades de ahora:
Gobernador: Coronel D. Enrique Pilotto
Jefe de Policía: D. Cornelio Giménez
Secretario de Jefatura: Comisario Anibal B. Gonzalez
Empleados: Sub Com. Diego Paso-oficial, Francisco Gomez, Funes-Nogueira- Sub Com. Horacio Ratti (Poeta). Ismael Carmelino, Jose Vi Cente. Bozetti.
La Merica. y Humberto Ligaluppi que es el que esto escribe.
 
Jefatura de Policía.
Neuquén. Abril 5 de 1939”.
Un mensaje dentro de una botella fue arrojado al mar en la bahía de Barnegat en la costa de Nueva Jersey hace ya 39 años atrás, increíblemente la botella fue hallada después de todo ese tiempo a unos 600 kilómetros al sur del estado de Carolina del Norte.
La botella fue encontrada en Octubre de 2008, por Mark Ciarmello y su pequeña hija en una playa ubicada en la comunidad de Corolla, Carolina del Norte, la marca de la botella pertenece a la marca de cerveza Schaefer con fecha 17 de agosto de 1969. Lo más esperado fue saber qué dice el mensaje, de forma breve pero elocuente el escrito dice: “Si lo encuentra, por favor notifique esto a la segunda compañía de bomberos de North Haledon”.
El hombre que encontró la botella y su mensaje dentro reside en Downingtown en el estado de Pensilvania e informó que hizo lo que decía el mensaje, con su teléfono celular marcó el número de North Haledon enviando a través del aparato imágenes de la botella para que pudiera ser vista por los bomberos. Hasta el momento no se sabe quién fue el que arrojó la botella, los bomberos especulan que esto pudo haber ocurrido en un día de pesca que se acostumbraba realizar varios años atrás.
Un belga que lanzó una botella al mar con un mensaje dentro recibió una respuesta 33 años más tarde a través de la red social Facebook. En 1977, Olivier Vandewalle pasaba sus vacaciones navegando frente a las costas británicas cuando arrancó una página de su cuaderno y decidió contar su aventura.
"Yo soy un chico de 14 años y vivo en Bélgica. No sé si eres un niño, una mujer o un hombre. Navego en un barco de 18 metros. Su nombre es Tamaris. Al mismo tiempo que escribo esta carta, acabamos de pasar por Portland Bill, en la costa sur de Inglaterra. Partimos esta mañana", decía el mensaje.
Treinta y tres años más tarde, la británica Lorraine Yates encontró en Swanage, en el sur de Inglaterra, una botella con un mensaje que seguía siendo legible. La mujer, con los únicos datos que tenía, el nombre y el lugar de origen del autor del mensaje, se decidió a buscar en Facebook.
Cuando el belga leyó la contribución de Lorraine en su perfil no sabía de qué le estaban hablando, pero, una vez que ésta le mencionó el nombre del barco, se acordó de aquel mensaje que envío cuando era un adolescente.
En Marzo de 2011, Daniil Korotkikh, un joven ruso de 13 años, caminaba con sus padres en la playa de Kaliningrado, Rusia; cuando vio algo que brillaba en la arena. "Vi que era una botella y me acerqué porque me parecía interesante", "Parecía una botella de cerveza alemana con tapón de cerámica, pero al observarla más de cerca, me di cuenta que llevaba un mensaje en su interior", dijo Korotkikh.
Rompieron la botella y encontraron un mensaje parecido al del joven granadino. Era de un niño alemán. Su padre, que habla un poco de alemán, tradujo la carta cuidadosamente envuelta en papel celofán y sellada con un vendaje médico; decía: «Mi nombre es Frank y tengo cinco años. Mi padre y yo estamos viajando en un barco a Dinamarca. Si encuentras esta carta, por favor escríbeme de vuelta, y yo te contestaré». En la esquina superior de la carta, la fecha: 7 de Septiembre de 1987, incluía una dirección del pueblo de Coesfeld. Sus padres aún vivían en la dirección que estaba en la carta, de esta manera Frank Uesbeck pudo ser ubicado, para el momento,   el niño de la carta, Frank tenía 29 años, un hombre casado que trabaja en un banco. "Al principio no lo creía", dijo Uesbeck. De hecho, apenas recordaba ese viaje, y del mensaje, que fue en realidad redactado por su padre.
El niño ruso dijo que no puede creer que la botella permaneció 24 años en el mar: "No habría sobrevivido en el agua tanto tiempo", dijo. Él cree que estuvo escondida bajo la arena donde la encontró, en el istmo de Curlandia, una franja de arena de 100 kilómetros en Lituania y Rusia.
Esa botella fue encontrada casi un cuarto de siglo después que se lanzó al Mar Báltico. Los niños, hoy ya hombres, son amigos.
Sean Bercaw coincide. Como capitán y maestro de Connecticut, Bercaw ha estado obsesionado con las botellas a la deriva desde principios de la década de 1970, cuando él y sus padres zarparon por todo el mundo en un queche de 12.5 metros llamado Natasha. Con 10 años de edad, Bercaw dejó caer al costado 40 botellas – “mis papás no bebían, así que tuve que pedir botellas detrás de bares en los puertos de escala – y recibí dos respuestas”, apunta.
Veinticinco años después, empezó otra vez el proyecto. Actualmente ha lanzado al mar más de 250 botellas y ha recibido 50 respuestas.
“Niños de siete años y gente de 70 ha encontrado mis botellas y me ha escrito”, dice. “Una vez lancé dos frente a la Costa Este, con un día de diferencia. Ambas llegaron a Francia. Pero sólo me contactaron por una aproximadamente año y medio después. La otra demoró diez años”, precisa.
Bercaw favorece las botellas de vino con corchos apretados (“flotan mejor”) y sella sus mensajes escritos a mano en bolsas de plástico, para protegerlos del agua aún más. Explica que la presión del agua ayuda a mantener sellada una botella, así que una que derive por debajo de la superficie – como la botella de hace 98 años encontrada en Escocia, que Bercaw sospecha que se alojó durante mucho tiempo en la cama del mar – tiene un sello más fuerte que una que flote más arriba, sobre las olas.
“Una de las cosas que me parece fascinante de los mensajes en las botellas es cómo juntan las cosas”, dice Bercaw. “En nuestra sociedad, muchas veces es 'esto/o’ – están las ciencias y están las humanidades. Pero con las botellas a la deriva son ambas: se aprende de corrientes oceánicas, pero los propios mensajes son tan humanos”, considera.
 “Una vez, un tipo de Bahamas me llamó”, recuerda Bercaw, y me dijo a través de un teléfono satelital: '¡Hola! ¡Encontré tu mensaje en una vieja botella!"
En Panne, un pintoresco pueblo turístico belga de unos 10.000 habitantes. Se encuentra en la costa norte del país y está bañado por el Mar del Norte. Es una localidad turística en la que veranean en su mayor parte belgas y franceses, debido a la cercanía con la frontera. Además, cuenta con las playas más amplias de la costa belga.
El año pasado (2012), niños de entre diez y once años de una escuela de la localidad fueron a limpiar la playa con su profesor Lermuytte Kurt. Allí hay programas de ecología en donde las escuelas organizan batidas de estudiantes para asear lugares públicos.
Uno de los niños encontró una botella que llevaba un papel dentro. El niño le dio el casco al profesor, que decidió romperlo para ver qué decía el mensaje. La carta era de un joven granadino de 16 años que había tirado la botella en Santander y en ella decía que si la encontraba alguien, que por favor, le escribiera, que él le iba a contestar. Lo insólito del caso es que aquella botella había sido arrojada al mar Cantábrico en 1996: ¡hace 16 años!
El nombre del joven granadino es Jesús Domingo Arias López y puso una dirección a la que deseaba que le escribieran: “Centro de Visitantes El Dornajo. Carretera de Sierra Nevada. Km. 23. 18196 Granada”.
Jesús Domingo tiene hoy 32 años y seguro que no sabe aún que aquella botella que él lanzó al mar cántabro ha aparecido 16 años después en una playa belga.
El profesor Lermuytte Kurt, de la escuela De Panne, se ha dirigido a la Oficina Municipal de Información Turística de Granada en la que pide información sobre el joven y requiere ayuda porque dice que los niños que han encontrado la botella quieren conocerlo. Por eso preguntan a la oficina municipal si esa dirección es correcta o más datos para intentar encontrar al chico que escribió esa carta. Lo han intentado a través de Internet pero, al parecer, no lo han conseguido, la búsqueda ha resultado infructuosa hasta este momento.
El profesor piensa que debió ser un chico granadino que estaba de viaje de estudios en Santander y decidió escribir el mensaje y lanzarlo al mar. Por entonces no existía el correo electrónico y, mucho menos, las redes sociales, por lo que Jesús Domingo tal vez quería relacionarse con personas de otros países y se aventuró a probar suerte de esa manera.
Según algunas personas que conocen bien el mar, la botella no ha podido estar todo ese tiempo en el agua, probablemente llegara a la playa y quedara enterrada en la arena, hasta que estos niños belgas la encontraron.
Una familia canadiense cuya hija tiró al mar un mensaje en una botella que más de un año después fue encontrada en una playa de Tenerife, visita desde ayer Santa Cruz de Tenerife. Llega para rendir homenaje a la joven mensajera, que falleció en un accidente sin saber que su comunicado había sido recibido.
Los hermanos Siobahne y Andrew John Riggs tenían 5 y 8 años de edad en agosto del 2001, cuando escribieron dos mensajes que guardaron en dos botellas de plástico sujetas a una cuerda. Su padre las lanzó al mar desde un barco, frente a la costa de Nueva Escocia, en Canadá. Las botellas fueron encontradas dos años después por Emérita Castellano, vecina del pueblo de Taganana, en Santa Cruz de Tenerife.
 Emérita llevó las botellas a la escuela unitaria Anaga, donde el profesor de inglés Tomás Herrera, su auxiliar Patrick Dennis, y la directora del colegio, María Angeles Claveríes, tradujeron el texto e intentaron contactar con la niña.
En el mensaje, la autora se presentaba y pedía a quien lo encontrara que no tirase la carta a la basura y que le respondiera. También decía que su padre, que trabaja en un barco, no creía en estos mensajes hasta que en 1998 lanzó una carta en otra botella y le respondieron desde el Golfo de Vizcaya.
Cuando los maestros lograron contactar con la familia John Riggs descubrieron que la autora del mensaje había fallecido en un accidente mientras la botella llegaba a Canarias impulsada por la corriente del Golfo. Los profesores intentaron comunicarse con la familia canadiense a través de internet, cartas y postales. Finalmente, y tras numerosas gestiones, la familia respondió y ayer llegó a Canarias, acompañada por amigos de Siobahne.
Más melancólico fue el hallazgo de Javier Godoy, que a fines de 2008 recuperó una carta que había escrito Estela Ojeda en memoria de su hermano Antonio, muerto en el hundimiento del Crucero General Belgrano durante la Guerra de Malvinas. La misiva había salido de Ushuaia en 2005. “Muy querido hermano Javier: escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás. Te imagino llegando a tu hermoso barco, con tus amigos. Pero lo más doloroso es imaginarte partiendo por este canal y no regresar. Tienes ese mar argentino como tumba y tu nombre está en muchos monumentos”, reza el mensaje que, paradójicamente, fue recogido en Punta Burshem (Chile).
Y siguen apareciendo más historias de botellas viajeras el 7 de Mayo de 2010, dieron la noticia de otra botella viajera con mensaje en su interior. La carta llegó en una botella de cristal y fue a parar a manos de Ángeles Pazos, una mujer que acostumbra a pasear con su perro por la playa de San Pedro de Muro en Porto do Son (Ribeira - A Coruña). Junto a su marido, en casa, intentaron descifrar el contenido del mensaje. Al introducir algunas palabras en Internet descubrieron que estaba escrita en flamenco. No está firmada ni datada, aunque en ella aparece una dirección: el número 44 de Klokke Roeslandstraat, en Roeselare, a 30 kilómetros del mar del Norte y cerca de Brujas. Ángeles Pazos pensó que se trataba de una carta de amor, aunque no pudo traducirla en su totalidad debido a que está escrita a mano y es difícil descifrar todas las letras. Lo que sí logró fue localizar el domicilio gracias a Google Earth. Pero la noticia traspasó fronteras y ha desperto el interés no solo en el entorno de Porto do Son, sino también en el país de la capital europea. Desde los diarios belgas Sud Presse y Het Laatste Nieuws se interesaron por este original hallazgo y realizaron una parte importante del trabajo de investigación por esta ribeirense, traduciendo la carta y desplazándose hasta Roeselare para localizar al remitente.
Según lo que han podido traducir de la epístola, ha sido escrita por un hombre y se trata de un mensaje para su hijo o hija, cargado de tristeza, como una despedida o como si estuviera muerto o desaparecido. La carta comienza con un «Mi pequeño tesoro» y en ella evoca el amor que siente por el pequeño y también por su mujer. Dice que, aunque ya no está aquí, lo puede ver cuando cierra los ojos, que mira el océano frente a él y el cielo de color rojo y piensa en el niño. En cuanto a la dirección, se investigó que la vivienda está abandonada desde hace varios años. Según cuentan los vecinos del lugar, hace más de veinte años vivió en esa casa un tal Pierre Vandommele, junto a su mujer. Han intentado localizarlo en otra localidad, pero solo hay dos personas en toda Bélgica que respondan a esos datos, y no es ninguna de ellas. Nadie sabe si el autor de esta carta ha cambiado de país o si ha fallecido. Pero su historia ya ha salido del anonimato. La curiosidad se ha apoderado de Ángeles Pazos, que está deseosa de conocer más datos sobre este misterioso mensaje. También ha generado expectación en los medios belgas. «Parece que a los belgas nos gusta tirar botellas al mar».
Una adolescente japonesa expresó su gratitud el 17 de Septiembre del 2011, después de que un marinero de EE.UU. en Hawaii encontró una botella que ella había lanzado al mar en la costa sur de Japón cuando era niña y dijo que estaba encantada de volver a contactar a sus antiguos compañeros de clase como resultado del hallazgo.
Saki Arikawa (17 años), dijo que casi se había olvidado de la botella y en un principio no podía creer que se hubiera encontrado después de cinco años.
La botella de vidrio transparente fue encontrada el jueves por el suboficial de la Armada norteamericana, Jon Moore, durante una limpieza de la playa en el Centro de Misiles del Pacífico en la isla de Kauai.
La botella contenía cuatro grullas de papel – símbolo de la paz en Japón -, así como una foto de la clase de la escuela primaria de Arikawa y una nota fechada el 25 de marzo de 2006 firmada por ella diciendo que quería que el mensaje en la botella fuera “un recuerdo de su graduación”.
La noticia de la recuperación de la botella volvió a reunir a una docena de sus antiguos compañeros de clase, quienes estudian en diferentes escuelas secundarias, así como al profesor de la clase.
“Gracias a la botella, algunos de nosotros volvimos a reunirnos y nos lo pasamos muy bien”, dijo Arikawa. “Ahora me gustaría conocer a la persona que amablemente salvó la botella”.
La botella fue una de las muchas que se lanzaron al mar en el año 2006 cuando su clase se graduó de la Escuela Primaria Kokubu en Kagoshima. Ella y sus 31 compañeros de clase lanzaron al mar cinco botellas cada uno, incluyendo la que se encontró en ese momento.
Tres botellas de otros compañeros ya habían sido recuperadas anteriormente, dos de ellas en Alaska y una tercera en otro lugar de Hawaii.
En octubre de 2010, Clara Wall lanzó MSJ en-botellado, un “proyecto de participación colectiva que pretende intervenir un mundo de realidades virtuales con “comunicación tangible”. ¿Las premisas? Una botella decorada, a la deriva en el cemento, y la circulación humana que actúa como canal para transportarla. “Se me ocurrió que sería interesante expresarnos liberando material en diferentes rincones de la ciudad”, dijo la creadora. Platense de nacimiento pero radicada en Capital, Wall es consciente de que la jungla de asfalto puede ser tan vasta como las mareas. “Cada envío tiene un número que lo identifica y una etiqueta que invita a “seguir la corriente”, explica la chica, que actualiza sus novedades a través de enbotella2.blogspot.com.
El experimento se estrenó a finales de ese año. Clara cargó su mochila con mensajes y dedicó varias horas a depositarlos por las esquinas. “Al toque me llegó la primera foto, de una nena que había encontrado una botella en una plaza y la había llevado a otra”, rememora. También había dejado algunas cerca del Museo de Bellas Artes: “A los pocos días un señor que las había colgado con piolines de la rama de un árbol me adjuntó otra imagen”. Hasta ahora ha recibido noticias desde Colombia, México y hasta de Dinamarca. “Una de las metas es convertir el vidrio –que tanto tarda en biodegradarse– en herramienta para relacionarnos”, aclara Wall. El ciclo se corta cuando el primer egoísta decide quedarse con el recipiente, o destruirlo. “Tiene su dificultad. Haciendo esto me di cuenta de cómo cuesta desprenderse de los objetos que a uno le gustan”, resume la artista, que ha soltado más de cincuenta piezas.
El intendente de la Guardia Urbana de Barcelona, Carles Reyner, se sintió el 12 de Octubre de 2012, como Kevin Costner al hallar en el fondo del mar del litoral de la ciudad de Barcelona, una botella que contenía el mensaje anticrisis de una joven, de nombre Judit, que desea que todos sus amigos encuentren trabajo.
Como en la romántica película Message in a Bottle, que en 1999 dirigió Luis Mandoki adaptando la novela homónima de Nicholas Sparks, el intendente Reyner ha destapado la botella, trémulo por pensar que desvelaba una intimidad, ¡quizá una historia de amor!, que los submarinistas voluntarios del cuerpo han encontrado. La botella, de color verde, con tapón de rosca y tipo cava benjamín, fue hallado durante los trabajos de limpieza del fondo marino que desde hacía cinco años llevan a cabo anualmente agentes voluntarios de la Guardia Urbana y que ha supuesto retirar toda clase de desperdicios y artefactos que ensuciaban el fondo marino barcelonés.
Entre cañas de pescar rotas, piezas de motocicleta, sillas de playa, un cono de tráfico, potes llenos de pintura, gafas de bucear y otros utensilios, los submarinistas han encontrado la botella tapada y con un papel dentro.
La han sacado con cuidado y se la han entregado al intendente, al que han animado a abrirla pese a que algunos han comentado que no debía destaparla porque ello supondría quitar el anhelo de quien escribió el mensaje y no se cumpliría su deseo.
Reyner ha explicado que al principio dudo, pero que luego decidió abrirla y leer el mensaje él primero por si se trataba de alguna cuestión personal. Le costó mucho destapar la botella porque el tapón de rosca estaba atrancado con la arenilla incrustada desde hacía tiempo. Con fuerza e insistencia, el tapón cedió y, con cuidado extrajo un papel amarillento con un texto manuscrito a tinta de bolígrafo, y lo leyó para sí.
"Lo firma Judit, no tiene fecha ni lugar de origen", ha explicado el intendente.
"El mensaje eran unos cuantos deseos de una chica joven que había acabado sus estudios. Pedía que sus amigos encontraran trabajo, que se supere esta crisis y acababa deseando que se cumpliesen todos los deseos de la gente", "Lo firma Judit, no tiene fecha ni lugar de origen", dijo el intendente de la Guardia Urbana.
Tras leer la carta y comentarla con algunos de sus agentes, todos acordaron que lo más adecuado "y lo más romántico" para respetar los deseos de la joven era volver a meter el papel en la botella, cerrarla de nuevo y dejar que siga surcando el Mediterráneo. Los agentes han trasladado la botella en su barca a unas decenas de metros lejos de la playa y la han vuelto a depositar entre las olas para que el deseo de Judit siga navegando, llegue a su destino y ojalá se cumpla pronto.
Los mensajes lanzados al mar en una botella han pasado de ser una práctica casi relegada al olvido a ser unas verdaderas piezas de arte, como refleja la exposición que se inauguró el 11 de Agosto de 2007 en Termoli, al sur de Italia, con 80 de estas misivas.
El organizador de la singular exposición es Roberto Regnoli, un médico italiano de 63 años que desde 2005 recopila los mensajes que recoge en sus paseos por la playa, junto a su perro Dago.
La colección contiene desde el saludo de turistas extranjeros en una tradicional hoja de papel hasta unos calzoncillos donde un náufrago solicita auxilio y da su número de teléfono, aunque avisa que tiene "poca batería".
El surtido de mensajes de Regnoli fue ampliado durante la exposición, abierta hasta el 13 de agosto, cuando abrió la última botella encontrada hasta ese momento y leyó el mensaje que contenía.
A través de esta pasión, Regnoli ha podido encontrar a quienes, además de sus pensamientos, incluyeron en la botella la forma de contactar con ellos. Sus tres primeros hallazgos no están documentados porque "al principio era sólo curiosidad y los conservaba sin un motivo preciso". Desde ese momento, los mensajes que encuentra son ordenados por la fecha de su hallazgo y clasificados después de hacerle fotografías.
En muchos casos el mensaje está escrito en un idioma que Regnoli no conoce y por ello pide la colaboración de quien visita su web para ayudar a descifrar textos que "en su mayoría son de amor". Para Regnoli, en la era tecnológica "aún quedan románticos que, a través de un mensaje metido en una botella, confían al mar sus pensamientos, bromas o aquello que no tienen el valor de decir".
Antes de finalizar, les confieso que: El 10 de Agosto de 2012 a las 12:30, como gaviota aventurera subí en un barco llamado “Golondrina” en el histórico puerto de La Vela de Coro (Estado Falcón) y soñando que estaba bajo la atenta mirada del gran almirante Cristóbal Colón (en este caso, el Capitán José Vera) que alzaba su mano indicando el camino hacia el horizonte, partí. Tras 45 minutos de ardua travesía, esperanzada lance al mar una botella con un mensaje de sueños deseados que decía:
Mi nombre es Ahicher, tengo 51 años y mi sueño es ver a Venezuela, como un país libre, democrático y su pueblo unido como siempre lo fue. Yo voy a cumplir mi sueño ¿y tú?. Eres una persona afortunada por encontrar mi mensaje en un océano. Seguro que tu sueño se hace realidad. Por favor, escribe en este papel nombre, lugar, fecha y sueño; devuelve la botella al mar.
Me harías muy feliz si me llamas a los teléfonos: (xxxxx – xxxxx) o escribes al correo: (xxxxxxx) diciendo cuando y donde has encontrado la botella, además de tu sueño. Identificando tu mensaje en asunto como: “El cumplimiento de tu sueño está en camino, el mío también”.
Mi botella viajera alcanzó la playa de Villa Marina (Punto Fijo, Estado Falcón) y un amable soñador se hizo con ella el 11 de Agosto de 2012. Una docena de kilómetros y escasas 24 horas duró su impredecible viaje.
¿Serás una botella poco aventurera o quizá ávida de cumplir sueños ajenos? Seguro que Daniel verá cumplir su sueño (Una casita de madera). Me ha dicho que la devolvió al mar. GRACIAS UNA Y MIL VECES.
Espero que mi botella siga flotando y sea encontrada por soñadores que vean cumplir sus sueños…
Navega lejos mi botella viajera, esperamos saber de ti y de los sueños cumplidos… No dejes de mirar al mar.