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domingo, 21 de noviembre de 2010

NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAÍDO


REFLEXIONES DE FACUNDO CABRAL

 

Hoy he tenido la oportunidad de conocer como piensa y como se expresa Facundo Cabral, ha sido por mediación de una amiga que lo esta pasando un poco mal, se ha sentido tan reconfortada, que me lo ha dado para que también lo lea, ambas nos hemos brindado mutuo apoyo y la lectura nos ha reconfortado especialmente lo que hemos leído de él , que inmediatamente hemos buscado todo lo que pudiéramos encontrar sobre él y de su vida.

 

Facundo Cabral es un trovador de nuestros días que deja fluir espontáneamente sus pensamientos y sentimientos, que nos habla al oído de Dios, de los sueños, del amor. Escucharlo es un despertar y leerlo una iniciación.

 

Nacido en el puerto argentino de La Plata, Facundo no tuvo una infancia fácil, dejó su casa muy pronto y se dedicó a realizar todo tipo de tareas. Con el tiempo aprendió que lo suyo era dar su testimonio de la vida al mundo en canciones, en poemas o en una simple charla, y así lo ha hecho.

 

Un ser que se dedica a relatar los pasajes de su vida, a lanzar coplas del amor y resaltar la sabiduría de los mayores. Un hombre que ha recorrido el mundo hablando del valor de la libertad y la crueldad de las injusticias valiéndose de la sátira política.

 

En reconocimiento a su constante llamado a la paz y al amor, en 1996 la UNESCO lo declaró "Mensajero Mundial de la Paz.


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NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAÍDO

 

No estás deprimido,  estás distraído… Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

 

No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano,  cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco... algo fundamental para vivir.

 

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene setenta años, olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa, sólo por citar dos casos conocidos.

 

No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo,  lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: Te libera de cosas... te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

 

¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.

 

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo,  porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.

 

Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte  libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los  demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás  viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la  felicidad es una adquisición.

 

Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el  barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.

 

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las  pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

 

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: Si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre,  tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente  feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

 

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese  niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura,  como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el  mismísimo Amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.

 

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿Verdad?... Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en el. Si él  tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. Él te manda flores  cada primavera. Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú  quieres hablar, él te escucha, él puede vivir en cualquier parte del universo, pero él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡Él está loco por ti!

 

Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas,  y luz para el camino.  

 

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