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domingo, 13 de febrero de 2011

HOY QUIERO HABLAR SOBRE EL AMOR


Hoy quiero hablar del amor, del amor que buscamos, del amor no correspondido, del amor que vive en nosotros, del amor que seremos…

El amor es un sentimiento inmenso que rompe con barreras y límites, invade pensamientos y emociones, genera paz y tranquilidad en el alma, crea ilusiones y sueños, es un suspiro profundo, es llorar de alegría y de tristeza, es valorar al ser amado, es dejarlo libre cuando todo ha terminado, es compenetrar en un todo, es luchar por la felicidad mutua, es un espacio de ensueño…

Es excelso que el amor surja de ambos, pero es difícil cuando no hay esa identificación mutua. Cuando uno ama y uno no pertenece al otro, y cuando te buscan y uno está en su propio cobijo. Es existir en un ciclo de comprensión, espera y tiempo.


Es entender que en ese lapso son tú, él, el entorno, tus metas, sus quimeras, el momento... Ni uno, ni el otro están errados. Ambos son únicos y especiales, sólo es el instante de ese encuentro y el universo presente de cada uno.

Es disfrutar los minutos de hoy y anhelarle buenos segundos si ya no estuviera a tu lado en un futuro.

El amor existe y debes vivirlo cuando llega a ti. No hay otra época, es HOY.

Si hoy es tu espacio gózalo y si no, espera paciente porque se te recompensará inmensamente.

El amor es poesía… y la poesía es ese algo indefinible que nace dentro, y vamos rimando con ella todas las emociones de la vida.

La rima no es más que hacer cantar a las palabras. Las palabras no son más que la envoltura de las ideas. Y las ideas no son más que la expresión del sentimiento. Sólo el que rima la vida se llena de belleza. Y la belleza es luz. Y la luz es elevación, espíritu… ¡y todo junto es amor!.

Cuando se vive con amor todo parece un verso, porque sólo con él se puede recorrer el jardín de Dios en todas sus etapas, haciendo poesía, creando sueños y embelleciendo el camino.

Vamos, pues a rimar la vida en sus distintas etapas con estrofas sacadas de mis versos. Esos versos que salen solos, silvestres, repentinos, y que son regalos de Dios. Rosas del alma, sueños de la mente ¡y música del corazón!.

Cuando somos muy jóvenes, despuntando a la vida, aún antes de aparecer el verdadero amor, ya uno lo borda, lo imagina, lo engalana, lo sueña. Ya lo modela como le gusta, lo espera con ansias y habla con él de esta manera.

Yo busco un amor para mi amor con dulzura y rebeldía,
con penumbra de la noche y ardores del mediodía.
Con estrellas salpicadas, con la humedad de mi llanto,
con caricias, con palabras, con plegarias y con canto.

Yo busco un amor con alas y con vuelo,
con sueños, con antojos,
con un color azul como mi cielo
¡Y una imagen de luz como mis ojos!.

Con los brotes encendidos,
con fuerza de marejada,
como un lucero escondido
en medio de la alborada.

Mas… no me traigas corriente:
yo quiero el manantial,
y no me traigas capullo:
¡Yo quiero todo el rosal!.

Pues nunca tendré reposo
y nada tendrá valor,
si mi corazón no encuentra
un amor para su amor.

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