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viernes, 3 de mayo de 2013

QUERIDA REINA:

Hola amig@s, estoy aquí de nuevo. Vuelvo a escribir trocitos de mi pensamiento y retazos de mi sentir.

Es mi manera de comunicarme conmigo misma... Escribo mis grandes deseos y mis humildes vivencias. Mezclo sueños y realidades viajando al centro de mi corazón. Regreso para decir... No sé bien, pero por unas pocas horas fui... momento inolvidable...

Regreso con una carta a una bruja y loca pero gran amiga, Sayo, así le digo por diminutivo de su nombre que es Sayonara, le escribo así:

Querida Reina:

Este es un regalo de mí para ti. Unas letras de sentimiento. Una música de alegría. Un decirte que resistas, que la vida es digna de vivirla, de beberla gota a gota, aunque amargue, cada día.

Rosas rojas, entre blancas florecillas y brotes verdes de esperanza. Reina… para que adornes tu vida.

Este es mi regalo… Una carta virtual.... ¿Si quieres imprimirla?. Dale forma, dale color, guárdala en un sobre de color azul. Azul como el cielo, como el dolor de tu mundo, como la paz del silencio...

Pero mira, tú la has inspirado... con tu humanidad, con tu hermandad... Con tus malos y buenos momentos. Tú has ganado día a día el cariño de los que te conocemos...

Regreso para decir... No sé bien, algo importante... Hay hermanos a quien amas porque compartes la madre, porque en ellos reconoces un mismo gesto del padre, un mismo deje en el habla, los recuerdos, las peleas y las risas de la infancia. Hay hermanos que son... y ¡Que no te los toque nadie!....y que siempre serán, aunque te falten... “Hermanos” y llevan tu misma sangre.

Regreso para decir... No sé bien, regalos de Dios... Hay hermanos a quien amas porque compartes con ellos la historia de tu vida, porque en ellos te reconoces a ti misma, porque se cruzaron en tu camino un día y te acompañaron, te levantaron, te animaron, te consolaron, rieron mucho contigo, se le saltaron las lágrimas cuando tú… estabas caído. Formaron parte de ti, un instante de los muchos que vivimos... y se quedaron....se instalaron en tu corazón y ya no lo abandonaron.

Regreso para decir... No sé bien, ¡Qué alegría!. Ya eras mamá, cuando te conocí, mi hermana… mi amiga. Han pasado muchas cosas.... buenas, malas, divertidas. Han pasado muchos años, algunos también buenos, otros malos y uno que otro añadidos.

Siempre hemos estado juntas a pesar de la distancia, a pesar de divergir nuestros destinos. Siempre y sobre todo, hemos tenido "alegría"… alegría de vivir a pesar de las heridas... las tuyas, quizás más profundas que las mías. Alegría que aparece siempre que se cruzan nuestras vidas… Alegría que se mezcla con lágrimas antiguas, risas nuevas y nuevas vidas, tuyas y mías... Alegría de querernos como hermanas. AMIGA mía... como hermanas de la vida.

Aquello de: "Y como decíamos ayer", en nuestro caso es una realidad. Nos encontramos y continuamos nuestra conversación, como si nunca se hubiera interrumpido. Entre nosotras nunca ha habido un punto y aparte.... siempre hemos sido punto y seguido.

A través de ti, quiero y me quieren gentes a quienes nunca habría imaginado, mientras que por mis palabras, te reconocen las gentes nuevas que hay a mi lado.

Ya tienes cuarenta y siete años, de los cuales, yo comparto 13 que me adoptaste y yo a ti... y como siempre dices tú: ¡Nos queda mucha vida!... y ¡Años para seguirnos queriendo!, porque caminar a tu lado es un placer AMIGA.

Regreso para decir... No sé bien, ¡Qué soñaré!... soñaré la vida... soñaremos siempre juntas.

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