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domingo, 9 de enero de 2011

LOS AMANTES - EL PATITO FEO


LOS AMANTES (Cuento)

En una habitación cualquiera, a media luz, lejos del ruido de la calle, dos cuerpos juegan el eterno juego de la seducción. Las manos, que buscan rincones ocultos, van a su paso dibujando la silueta, y adivinando el calor de su cuerpo. Poco a poco, caen las prendas, y dejan así, el pudor a flor de piel. No importa el frío de la noche, aquí se respira pasión por cada rincón. Los amantes se funden en un abrazo sublime. No es posible determinar dónde comienza el cuerpo de él, ni donde acaba el de ella. Son solo uno, en la máxima expresión de la pasión. Los besos emigran de los labios buscando nuevos horizontes, recorriendo su piel, su pecho, más al sur, bebiendo de su manantial; mientras que las caricias descubren rincones mágicos que irradian solo placer. El calor sube tanto que parece el trópico, y no una noche de junio en el hemisferio sur. No se oye nada en la habitación, solo el lujurioso roce de los cuerpos sudorosos, con la respiración entrecortada. La cama deja de ser el escenario físico, dando paso a una especie de danza ritual entre dos cuerpos que siguen siendo uno solo... Él arrincona el cuerpo de ella contra la pared, y dibuja caminos errantes en su espalda con su lengua. Las manos de ella juegan en su entrepierna, atrapando con ellas toda su masculinidad erguida. Vuelven a fundirse en un abrazo mas allá de la piel, y las sabanas, aun tibias, los recibe nuevamente y los cobija. No importa nada mas en ese momento, ni el frío de afuera, ni los autos que pasan en la calle, nada... solo la pasión de los cuerpos. Y por fin, luego de un sin fin de besos y caricias, llega el clímax tan buscado. El corazón de ella parece querer escapar de su pecho, pero el abrazo de él, la contiene. Poco a poco, la respiración se hace más pausada, y todo parece recobrar su ritmo. Los cuerpos siguen abrazados, y la pasión a dado lugar ahora, a la ternura. La temperatura comienza a descender lentamente, pero bajo las sabanas sigue siendo el trópico... Hablan un poco, de nada y de todo; de cosas banales; del silencio de la noche... Al cabo de un rato, ella se incorpora y comienza a vestirse.


- ¿Qué haces?

- Me voy... es tarde...


Él intenta tímidamente retenerla, estirándole la mano, tratando de alcanzar lo inalcanzable, pero sin éxito. La mira mientras ella se arregla, acostado en la cama. Insiste:


- Y si te quedas...

- No puedo, tengo cosas que hacer mañana temprano...


Sigue observándola desde la cama. Ella mira el reloj: 3:45 a.m. y pide un taxi por teléfono. A los cinco minutos suena el portero.


- Llego el taxi. Me voy... chao...


El se levanta de la cama y la acompaña a la puerta. Solo un suave beso en los labios como despedida.


Ya en el auto, luego de darle la dirección al chofer, ella se pregunta cuantas noches más como ésta, deberá robarle, cuantos besos más tendrá que compartir, hasta sentir que él, por fin, no la dejara ir. Entonces se pregunta si vale realmente la pena. Si tiene sentido insistir, y regalarle su amor a alguien que parece no valorarla, no merecerla... Ella hubiera deseado que él la retuviera entre sus brazos, que no la dejara ir, que descubrieran juntos el amanecer. Pero siente que solo es un juego en que la única que pierde es ella. Se siente frágil, vulnerable, sin defensas, ante un hombre que conoce sus puntos débiles. Es más fuerte la soledad que siente ahora, que toda la pasión de hace unas horas. Sabe que esto no es lo que quiere, que necesita algo más que un par de horas de pasión robadas. Ella espera descubrir un amor verdadero. Tiempo, solo el tiempo será capaz, de aclarar su pensamiento, y sobre todo su corazón...





PATITO FEO

Si, lo confieso: yo quería ser modelo... En plena era de la pizza con champagne, yo padecía mi adolescencia. Obnubilada por la frivolidad, soñaba con pasarelas, campañas publicitarias y portadas de revistas. Toda mi humanidad fotografiada en grandes posters o gigantografías por toda la ciudad. Con el tiempo llegarían incluso, las grandes marcas en las capitales de la moda: Milán, Paris, New York... “El sueño perfecto, para la muñequita perfecta”. Pero... yo no soy perfecta...

La madre naturaleza, me negó unos cuantos centímetros a la estatura de mi cuerpo, y en eso no hay bisturí que lo resuelva. Rodeada por compañeras bien altas, que si reunían todas las condiciones, formaban parte de las agencias locales, y participaban de los famosos scoutings nacionales, abandoné la idea. Es que eso de pasarme los días a manzana, compota y agua mineral para mantener el peso, no me convencía del todo. Con tanta lolita alrededor, de más está aclarar que nunca conquisté al galán del curso, pero si gane en 2 ocasiones las elecciones y fui Reina del Deporte y otra Reina de la Primavera; además, ya estando en secundaria se fijo en mi el maestro más joven, apuesto y deseado por todas las adolescentes, llegue a ser en esa época la más envidiada. Así más cerca del “Patito feo”, que de la “Barbie”, y convencida que la imagen no lo es todo, decidí mirar hacia adentro, descubrirme: escribir... pintar… soñar... Así fue que al terminar la secundaria, mi imagen de chica intelectual estaba muy bien consolidada.


Poco a poco, fui perdiendo contacto con mis compañeras modelos, es que preferí amistades más profundas. Solo las he visto ocasionalmente en algún encuentro de ex alumnos o algo similar. Chicas perfectas, de carreras perfectas, con matrimonios perfectos, e hijos prefectos, ¿Felices? No lo sé, aparentemente sí. Solo un detalle, ahora son ellas las que miran un dejo de envidia en los ojos. A mí, al patito feo, a la intelectual... ¿Será por el hecho que en ellas se nota claramente el paso de los años, y a mí la gente me da menos años que ellas?. No lo sé. No creo que ninguna se atreva a admitirlo...


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