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domingo, 9 de enero de 2011

REFLEJATE - SUSPENSIÓN - INSENSIBLE



REFLEJÁTE

Un saludo, una mirada fugaz. Un guiño del ojo del alma propiciado por Eros. Su despiste no quiso dar cuenta de ello, por eso siguió bailando en su ensueño de perfección de aquel momento. Era feliz simplemente por estar allí, con la música, el lugar, la gente, todo parecía haberse reunido exclusivamente para su felicidad. La lluvia, la compañía, las miradas, los vestidos, la novedad; la belleza visual se depositaba en cada cosa que se moviese o no, pero que era perfecto sólo pertenecer a esa tierra. Su andar desesperado de emoción llevaba más de una semana, las manos ansiosas, la cámara siempre lista, sus movimientos latinos quieren salir a flote por sentirse extranjera en busca de diversión y de alguna manera un crecimiento personal. Cada movimiento parece premeditado, pero la naturalidad se le hace parte del cuerpo y la extrañeza del sitio nuevo penetra sus células, le eriza la piel y el escalofrío toma la forma de una mano que roza su cuello, su espalda y crea esa sensación de frío en sus senos.


Una sonrisa, un roce fugaz. Una declaración de amor efímera grita la boca de su alma. El alcohol hizo no dar cuenta de eso, por lo que siguió bailando aquella música que detestaba, pero que, por alguna razón inexplicable, se había convertido en algo hipnotizante que le hacía mover el cuerpo incansablemente. La lluvia, la compañía, los vestidos, todo se le hacía familiar y disfrutaba de la sensación de encaje, pensó “he encontrado la llave que abre el secreto de la tranquilidad de mi alma” mientras pisaba la tierra. Todo se le hace surrealista y se repite incansablemente que no lo puede creer, está feliz, casi con el alma transportada del cuerpo, viendo desde arriba el panorama de sus días perfectos. Las luces fueron captadas por sus ojos y encerradas en su pupila por la negrura cautivante, el brillo tenía vida dentro de las dos cavidades verdes y blancas y rojas y negras y aguadas, fueron testigo y guardianes de todo lo que vino después, que pasó al cerebro, al alma, hizo memoria en el cuerpo. Una palabra, una química menos fugaz. Una entrega en alma y cuerpo hace la imaginación. La picardía propiciada por el alcohol dio cuenta de ello, pero siguió bailando la música horrible y hablando con una confianza que sólo nace de relaciones de una vida anterior. La lluvia, el calor del cuerpo, el roce de manos, todo lo disfrutaba y lo vivía con naturalidad; no pensaba nada en aquel momento dominada por un halo de comodidad grandioso. El surrealismo es asentado en el alma y la felicidad, consciente de su estado pronto a extinguirse (aunque de manera forzada), es más vitalizadora y tangible que nunca. Por primera vez sus sentidos enloquecen, toman vida propia: El corazón late rápidamente, las manos tiemblan, el estómago alborota a sus huéspedes que responden con cosquilleos y los músculos faciales toman vida propia causando sonrisas tontas e inesperadas.


Un beso, un recuerdo inolvidable. Los labios, la lengua, las manos jugaron tiernamente entre la boca y el cuello. El alcohol, el viaje, la felicidad adictiva, el bienestar inexplicable hicieron caso omiso de la locura y la hicieron dejarse llevar. Bailaba al son de la música que odiaba, tocaba a quien le gustaba, hablaba de todo, besaba sin parar y con la sensación más divina que sintió en cualquier otro beso. Química, sensualidad, deseo. La lluvia, el abrazo que nace del invierno, el beso que nace del abrazo, la felicidad de pertenecer por un instante a la tierra que entre sueños tiene vida propia. Todo se hace memoria y se idealiza, la misma mano de escalofrío recorre el cuerpo, los sentidos vuelven a enloquecer ¡Allí viene la sonrisa inesperada!















SUSPENSIÓN


Escribir desde la turbulencia: Desahogo necesario.

Escribir desde la felicidad: Manera más hermosa de demostrar el afecto.

Escribir desde la tristeza: Empeño en vivir emocionalmente desde el pasado.

Escribir desde la paz relajante: Lo hago ahora en este mismo instante.


Una vaga sensación de satisfacción me deja como flotando en el aire, en una atmósfera extraña de suspensión que me permite tranquilidad y me mantiene añorante de la ignorancia del porvenir.


El tiempo de la soledad necesaria y de mirar atrás sin arrepentimientos, ni de actitudes, ni de respuestas, ni de búsquedas, sólo la satisfacción de que supiste vivir extremamente algo por primera vez en tu vida y aunque eso te llevó a la felicidad o tristezas exageradas, al menos sabes que supiste con honestidad vivir al límite por una vez.


Sin mayores reflexiones ni melancolías reprimidas es el turno de la dejadez… del dejar fluir y tan sólo esperar que todo llegue en su momento indicado y así el río de la vida va retomando su curso natural con un torrente que genera sonidos estimulantes para la siempre hermosa paz del silencio satisfactorio que no enmudece ni ensordece... sólo existe.



INSENSIBLE


Hay pequeños actos, casi insignificantes para mÍ, en los cuales me siento fuera de la realidad; y ésta, aun más dura y cruel, no me toca... Yo paso, sigo mi camino sin detenerme, ciega y sorda... como encapsulada en mi burbuja impermeable... Y aquello, que su supone debería infundirme pena o compasión... no me provoca nada, o en el peor de los casos, una rebelde bronca.


Algunos me llamaran indiferente... fría... insensible... Pero eso tampoco me mueve... ¿Será que estoy inmunizada de la realidad? ¿O qué tanto absurdo termino por agotarme? ¿Será que mi pragmatismo inundó ni corazón? ¿O qué para resistir, oculte mi sensibilidad tras la muralla?...


De todos los rótulos que recibí, éste es el que menos sentí… ¿Casualidad?.

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